REGALOSCOPIA deontológica
Filosofía y Criminología del Regalo
Por Ing. Miguel A. Gallardo, Criminólogo, Agente Comercial, perito Judicial Privado
www.cita.es Tel.: 914743809, Móvil: 619776475 (atención permanente), E-mail: miguel@cita.es

Nota: Por regaloscopia aquí entendemos cuanto pueda permitir el conocimiento de hechos, personas y cosas relacionadas con los regalos de todo tipo.

Mi abuela, tan añorada aquí y ahora, nunca perdía ocasión para comentarme que el que regala bien vende, si el que recibe lo entiende. y ahora, unos cuarenta años más tarde, relaciono esos sabios guiños de mi abuela con dos frases mucho más inquietantes. Una es: El que de vosotros esté sin pecado, que tire la primera piedra (Juan 8:7). La otra: No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados, perdonad y seréis perdonados, dad y se os dará. Porque la medida que uséis con los demás se usará con vosotros (Lucas 6:37 y Mateo 6:14).

Mi balance personal no es nada relevante, al menos desde una perspectiva económica. Aprecio más el tiempo y el mensaje, que el valor de los regalos que recibo, y quizá por eso disfruto, casi siempre mucho más que su destinatario, obsequiando muy diversos tipos de libros cuidadosamente seleccionados, pero también relojes de arena para los excesivamente ocupados, brújulas para desorientados, artículos de magia ilusionista y curiosidades geométricas como un pequeño tetraedro de madera o un maravilloso tangram  de 7 maderas distintas como el que dicen fue muy apreciado por Napoleón cuando se le prohibió leer y escribir en su destierro. Nunca me he sentido comprado, ni siquiera alquilado por unos minutos por un regalo, aunque mis servicios profesionales a veces se facturan por horas, según tarifas, procurando no regalar ninguna a nadie que pueda pagar por mi dedicación. Aunque no espero nada cuando entrego alguno de mis regalos favoritos, sí que tengo la tendencia a devolver con creces el que recibo inesperadamente, a veces incluso demasiado pronto, pero sólo con otro un poco más valioso que el que he recibido sin merecerlo. También, debo confesarlo, practico el perverso lujo del regalo envenenado, pero sólo para quien envenena, y siempre con humor, con mucho humor.

Las personas más adineradas que he conocido, hasta donde yo las he conocido, no son espléndidas con nadie a quien se supone que aprecian, ni con sus familiares, ni con sus amigos, ni con sus compañeros. Pero sí que suelen serlo con sus superiores, clientes o contactos más influyentes. Otros, mucho menos pudientes, pueden asombrarme con su generosidad, o preocuparme por sus excesos con los que pueden malcriar a sus hijos, intentar seducir artificialmente incluso con cierta perversión, y en los peores casos, se corrompen corrompiendo con un regalo improcedente, tanto si el destinatario lo acepta, como si no.

Últimamente, he investigado en metapublicidad o publicidad de la publicidad y en hechos relevantes de empresas cuyas acciones cotizan en bolsa. Sé que existen algunos casos auténticamente escandalosos, como el de GESCARTERA denunciado, tarde y mal, en una veraniega Comisión de Investigación del Congreso de los Diputados. Pero los peores son los que no se detectan, y en algunos casos, hay toda una historia corruptelosa, con presupuestos insospechados que se ocultan con un feroz secretismo. Estoy pensando, por ejemplo, en la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos ENRESA. Muchos periodistas, alcaldes y concejales conocen muy bien la espléndida política de relaciones públicas de ENRESA desde hace ya más de 20 años.

El año pasado, a finales de diciembre de 2005,  una persona digna de la máxima crecibilidad científica y profesional, me comentó que en el Centro Nacional de Inteligencia CNI se recibieron muchos regalos para varios destinatarios, y también que algunos espías habían denunciado que les habían llegado regalos anónimos a sus domicilios particulares. Hay que imaginarse la cara de un espía que un paquetito anónimo en su propia casa. Entre Mortadelo y Filemón, o el mismísimo Anacleto agente secreto, se partirían de la risa de algún James Bond a la española abriendo sus regalos de Navidad.

Magistrados, jueces, fiscales, miembros de la Policía y de la Guardia Civil, y en general, funcionarios de todo tipo, aunque pocos como los ediles responsables del urbanismo en ciertos ayuntamientos, reciben regalos escandalosamente valiosos, y nadie parece inmutarse ni avergonzarse. La vergüenza parece corresponder a quien comete una indiscreción porque, tanto para el que da como para el que recibe, sólo la envidia o aviesas intenciones políticas pueden criticar esas manifestaciones de afecto. simpatía y amistad que otros denuncian sólo porque ni aprecian ni son apreciados como ellos. Es posible que Francisco Hernando, más conocido como Paco el Pocero se querelle contra mí si me pregunto cuánto se ha gastado en regalos pero apuesto a que ediles como Felipe Sancho en Seseña, que ha salido en defensa de los promotores de tan próspero municipio, no quisieran ser investigados en tan abnegadas expresiones de afecto, simpatía y amistad llena de sobrio simbolismo y elegancia. Los partidos políticos deberían de tener expertos en regaloscopia, que analizasen, especialmente, lo que personajes como Jaume Matas, president del Govern Balear, su abogado Rafael Perera, que curiosamente también lo es del defenestrado alcalde de Andratx Eugenio Hidalgo, han recibido como regalos. Matas y Perera  forman un equipo político-jurídico que sin duda sabe hacer regalos con cargo a fondos públicos, y como me siento calumniado por ambos desde hace tiempo, nada me agradaría más que hacer frente a una demanda o querella de  Jaume Matas, president del Govern Balear, cn su abogado Rafael Perera, en la que me acusasen de calumnia si digo que en el gabinete de la presidencia del Gobern Balear se practica muy inteligentemente el arte de regalar. Tengo buenas pruebas de ello.

En las Adminstraciones Públias se predica que: Se rechazará cualquier regalo, favor o servicio en condiciones ventajosas que vaya más allá de los usos habituales, sociales y de cortesía, sin perjuicio de lo establecido en el Código Penal. Y sin embargo, no se puede, porque no se permite, investigar eficazmente las más escandalosas administraciones. Así, lo extraño es que no haya más ayuntamientos como el de Marbella, Telde o Antraixt.

También merece la pena investigar a las empresas que cotizan en bolsa, porque los códigos éticos y las buenas prácticas son objeto de burla cada Navidad de forma tan descarada, que son muy pocas las empresas que resisten un análisis. GESCARTERA llegó a lo grotesco pero las empresas eléctricas parecen estar siendo contagiadas por ENRESA, las constructoras por  Paco el Pocero y parece como si los valores, los principios y las virtudes de sus directivos pudieran resistir todo, absolutamente todo, menos la tentación. Si se pudiera hacer una historia del regalo en el IBEX-35, algunos personajes, como Juan Villalonga, brillarían con luz propia incluso mucho después de que abandonasen sus cargos directivos. Tal vez un buen regalo sea la historia y la ciencia del regalo mismo, con una buena regaloscopia. Algunos investigadores comerciales, detectives privados y directores de seguridad saben mucho de regalos irresistibles, y también de otros envenenados, de los que nunca saben nada los directores de comunicación y relaciones con la prensa de la empresa que cotiza en bolsa, y menos aún, la CNMV, a pesar de que el CÓDIGO GENERAL DE CONDUCTA DE LOS MERCADOS DE VALORES (Anexo al Real Decreto 629/1993, de 3 de mayo, sobre normas de actuación en los mercados de valores y registros obligatorios), en su artículo 1, sobre. Imparcialidad y buena fe, dice literalmente:

Todas las personas y entidades deberán actuar en el ejercicio de sus actividades con imparcialidad y sin anteponer los intereses propios a los de sus clientes, en beneficio de éstos y del buen funcionamiento del mercado. En este sentido, deberán ajustar su actuación a las siguientes reglas:
... 7ª Las entidades, o las personas que en ellas trabajen, no deberán solicitar o aceptar regalos o incentivos, directos o indirectos, cuya finalidad sea influir en las operaciones de sus clientes o que puedan crear conflictos de interés con otros clientes, ya sea distorsionando su asesoramiento, violando la discreción debida o por cualquier otra causa injustificada.

Los regalos más sofisticados no son una mera cuestión de dos. El arte de regalar suele implicar, como mínimo, a un tercero que puede llegar a profesionalizarse tanto como los vendedores de la lujosa marca LOEWE, o de la más controvertida De Beers con cualquiera de los joyeros que venden diamentes caros, cuyas bases de datos son auténticas bombas de información. Los regalos, sus remitentes y  sus destinatarios pueden ser objeto de protección por parte de la Agencia de Protección de Datos, e incluso constituir un auténtico secreto amparado por el artículo 197 del Código Penal, que en su primer párrafo dice: El que, para descubrir los secretos o vulnerar la intimidad de otro, sin su consentimiento, se apodere de sus papeles, cartas, mensajes de correo electrónico o cualesquiera otros documentos o efectos personales o intercepte sus telecomunicaciones o utilice artificios técnicos de escucha, transmisión, grabación o reproducción del sonido o de la imagen, o de cualquier otra señal de comunicación, será castigado con las penas de prisión de uno a cuatro años y multa de doce a veinticuatro meses.

El artículo 18 de la Constitución Española ampara la privacidad porque en él Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, pero el artículo 20 defiende A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión por lo que la comunicación y la publicación de los regalos que se hacen en España puede ser objeto de controversia.

En mi opinión, los regalos que se hacen entre particulares pueden merecer la máxima protección, pero los que tienen algo que ver con empresas, e incluso profesiones o cargos públicos o incluso en entidades privadas deben ser, al menos, controlados por la contabilidad y las auditorías. Tal vez algún día los funcionarios, y los empleados de empresas que cotizan en bolsa tengan la obligación de declarar todos los regalos que hacen y reciben. De momento, creemos que estamos en nuestro derecho de investigarlos.

Nota: Recomendamos la lectura de algunas publicaciones sobre regalos relevantes en http://www.cita.es/regalos

Fdo: Ing. Miguel A. Gallardo, Criminólogo, Agente Comercial, perito Judicial Privado
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