Sobre los regalos en la grandes empresas, reproducimos íntegro
un artículo magnífico:
Los regalos navideños plantean dudas éticas a los
directivos
L. Fernández / N. Sanmartin
/
MADRID (27-12-2004) / www.5dias.com
Los
Reyes Magos son muchas veces más generosos en las oficinas que
en los hogares de los directivos, lo que puede levantar más de
una suspicacia. Un bolígrafo, una agenda, una botella de vino,
un jamón, un equipo de alta fidelidad, un viaje a las
Maldivas... ¿Dónde está el límite que
separa un detalle de un soborno maquillado?
Los
obsequios navideños pueden poner en un brete a los ejecutivos
que no saben si aceptarlos les compromete o si rechazarlos puede ser
interpretado como un desprecio. Los códigos de conducta
internos, que se han ido haciendo más comunes a medida que se
propaga la ola de transparencia y buen gobierno, suelen detenerse en
este punto, marcando un límite a lo que consideran que es
aceptable.
Las
multinacionales suelen ser las más remilgadas a este respecto
pues no quieren que sobre ellas recaiga la más mínima
sospecha. 'En las empresas pequeñas no suele plantearse este
tipo de dilema, pero en las multinacionales suelen dar guías
explícitamente para evitar complicaciones pues un regalo puede
llegar a considerarse un soborno', explica Joaquín Garralda,
profesor de Estrategia del Instituto de Empresa.
Los
códigos de conducta suelen marcar la cantidad que hace un regalo
admisible. En Nokia se habla de un valor nominal de 100 euros, que no
debe superarse nunca, aunque 'las leyes locales y nacionales
tendrán prioridad si son más estrictas'. En SCH este
margen se amplía hasta los 150 euros, pero otros códigos
son menos concretos, como el de Repsol YPF en el que se dice 'los
empleados no podrán aceptar ningún agasajo,
compensación o favor (...) que pueda desvirtuar o comprometer
una relación comercial, profesional o administrativa'.
Estas
indicaciones dejan un margen de acción al propio directivo, pero
en caso de duda, y así se recoge en muchos códigos, lo
mejor es consultarlo con un superior. 'Si hay dudas sobre si debe o no
aceptar un regalo tiene el deber de consultarlo con su jefe y si
éste considera que no es adecuado se devuelve con la oportuna
explicación', comentan fuentes de IBM.
Cuando
no hay una orientación explícita sí que suele
haber una ley no escrita que se ha aceptado de manera natural como
parte de la cultura empresarial. 'En Unión Fenosa no existe un
código escrito que trate el tema, pero el uso y costumbre es no
aceptar regalos que puedan considerarse una presión o intento de
influir en la relación comercial', dice el portavoz de la
eléctrica. Al final, con códigos de conducta escritos o
no, lo que pesa es el criterio personal de cada directivo.
'Lo
mejor es dar señales muy claras por parte de la dirección
que dejan muy poco margen a la interpretación. Si el director
actúa claramente no habrá dudas por parte de los
demás empleados', opina Garralda, que cree que los mejor es
predicar con el ejemplo pues la valoración personal de lo que es
adecuado o no puede ser demasiado subjetiva.
Además,
existe el elemento cultural. En los países nórdicos, en
Inglaterra y la cultura sajona en general, que un proveedor
envíe un obsequio es algo raro y se ve mal, mientras que en
España y los países latinos es una costumbre bastante
extendida, y no tan mal considerada. Por citar un ejemplo, en muchas
empresas estadounidenses hay una norma por la que si invitan a un
campeonato de golf, los ejecutivos están obligados a rechazar el
pago del alojamiento y el coste del campo, que corre por su cuenta. Al
final, esta es principalmente una cuestión ética. 'La
decisión va a depender de cada persona y las empresas no pueden
educar sobre lo que está bien o mal', concluye Ceferí
Soler, profesor de la escuela de negocios Esade.
Farmaindustria vigila a los laboratorios
La
autorregulación ha sido la opción del sector
farmacéutico, que tradicionalmente ha utilizado viajes y todo
tipo de regalos como incentivos entre el personal sanitario y las
farmacias. Farmaindustria vino a poner orden hace unos años con
la creación de un código deontológico que no deja
lugar a ninguna duda.
Este
código prohíbe cualquier obsequio que supere los 30 euros
y sólo admite utensilios relacionados con la práctica
médica o farmacéutica o utensilios de despacho 'de valor
insignificante'. Farmaindustria ha reforzado este código con la
creación de la Unidad de Vigilancia Deontológica que
viene a velar por el cumplimiento de estos compromisos. 'No puedo
certificar que estas prácticas hayan desaparecido, pero desde
luego sí que han disminuido en los últimos tiempos',
asegura José Zamarriego, jefe de esta unidad, que resalta que lo
fundamental es que el 'este código ha sido respaldado por todo
el sector que, por lo tanto, se ha comprometido a cumplirlo'.
Entre
las responsabilidades de la unidad que dirige Zamarriego está la
de denunciar a los laboratorios que infrinjan el código
deontológico.
Hasta
la fecha, sólo se han realizado 15 denuncias, que sin duda
serán más al finalizar el año, y una vez que se
compruebe lo que ha sucedido en estas Navidades. La Unidad de
Vigilancia se creó con el fin de dar una mayor credibilidad a su
código gracias a su tarea de contrastar y verificar.
La
unidad ha enviado una carta hace un par de meses a los laboratorios
recordándoles sus compromisos, y aunque aún no pueden
desvelar los resultados de sus investigaciones, Zamarriego dice que
todo el sector ha mejorado en este sentido.
Sin sospechas: Fórmulas transparentes
-
Consumirlo en un día. Los medios de comunicación
están especialmente afectados por este fenómeno. Desde el
director a los redactores en prácticas, reciben regalos e
invitaciones. Los códigos de conducta no están muy
extendidos, pero algunos medios han creado su propio método. Un
conocido diario define como aceptable todo regalo que se pueda consumir
en un día. Por ejemplo, se acepta un viaje de un día para
comer en Arzak, pero se debería devolver una pluma Montblanc.
-
Adelantarse al envío. En el sector de la distribución,
los jefes de compras suelen verse realmente agasajados por los
proveedores. Para acabar con esta costumbre, que puede interpretarse
como una presión para influir en sus decisiones de compras,
algunas empresas optan por adelantarse a la Navidad y enviar cartas
advirtiendo a todos sus suministradores de que no aceptarán
ningún regalo.
-
Subastas. Cuando hay muchos obsequios de poco valor, cada vez se
está extendiendo más la costumbre de poner en
común todos los regalos recibidos en un mismo departamento y
subastarlos entre los empleados sin hacer diferencias.
El hábito de regalar información
privilegiada
La
costumbre, muy extendida en los años noventa, de premiar y
retener a los altos ejecutivos con opciones sobre acciones, es para
algunos expertos el regalo menos ético que se ha utilizado en el
mundo empresarial.
'Como
fórmula es legal, pero lo que se está regalando es el
privilegio de la información', mantiene Ceferí Soler,
profesor del departamento de gestión de Recursos Humanos de
Esade. 'No es un regalo en efectivo y además implica unos
riesgos, pero está claro que cualquier directivo sabe
cuándo vender o al menos tiene más elementos para tomar
esta decisión que el resto del público', critica.
Soler
culpa a las opciones sobre acciones de la especulación
financiera y los grandes escándalos contables que se fueron
descubriendo a partir del año 2.000. Los códigos de buen
gobierno son la respuesta que, a ojos de este experto, ha buscado la
sociedad para luchar contra las prácticas poco éticas
dentro de las corporaciones, a lo que se ha unido el concepto de la
Responsabilidad Social.
El
aceptar obsequios o devolverlos es un dilema moral que encaja con los
nuevos esfuerzos por tratar de mostrar a la sociedad una cara
más amable y comprometida del mundo empresarial.
Para
Soler, el delimitar que a partir de los cien euros un regalo debe
devolverse es simplemente poner un límite cuantitativo, un
indicación que debe marcar la actitud de los empleados, pero no
la asegura. 'Todavía no sabemos si los códigos de buen
gobierno van a funcionar', dice Soler, que defiende
enérgicamente la necesidad de que se audite el cumplimiento de
las buenas prácticas a las que se están comprometiendo
las empresas en sus memorias.
Todas las personas y entidades deberán actuar en el ejercicio
de sus actividades con imparcialidad y sin anteponer los intereses
propios a los de sus clientes, en beneficio de éstos y del buen
funcionamiento del mercado. En este sentido, deberán ajustar su
actuación a las siguientes reglas:
... 7ª Las entidades, o las personas que en ellas trabajen, no deberán solicitar o
aceptar regalos o incentivos, directos o indirectos, cuya
finalidad sea influir en las operaciones de sus clientes o que puedan
crear conflictos de interés con otros clientes, ya sea
distorsionando su asesoramiento, violando la discreción debida o
por cualquier otra causa injustificada.