La criminología
del polígrafo es mucho más rigurosa que el mejor
de los aparatos con el mejor de los expertos. La ciencia
criminológica nunca se equivoca. Los criminólogos
sí nos equivocamos, pero la Criminología no, y eso es
algo que no se puede decir de los polígrafos, porque ellos creen
que nunca se equivocan, y no se basan en ninguna ciencia para defender
sus creencias.
La Victimología
aplicable a los polígrafos
debe diferenciar, al menos, entre:
Víctimas
puras y completamente inocentes, que son aquellas que ni
siquiera han tenido la oportunidad de defenderse, y cuya veracidad no
se cuestiona porque para atacarlas se utiliza a alguien que alguna vez
haya tenido alguna relación con el objetivo a destruir. Nadie
puede sobrevivir a un ataque mediático en una televisión
que paga, y muy bien, a todo aquél que parezca que alguna vez ha
dicho que nos conoce, sea o no cierto. Y menos aún si cuando se
le pregunta si sabe si hemos cometido un delito, dice que no, y
calumniando por televisión, el polígrafo dice que miente.
Es posible plantear querellas criminales y demandas civiles al
polígrafo, y en ese caso, un dictámen pericial serio y
riguroso puede ser muy útil.
Víctimas
cómplices son aquellas cuya credibilidad queda destruida
por no pasar la prueba del polígrafo. Si mienten, y el
polígrafo acierta, en el pecado llevan una penitencia pero si
dicen la verdad y el polígrafo dice que mienten, la penitencia
es mucho mejor aún, y en mi opinión, siempre demasiado
generosa. Es una complicidad pagada, que no tiene derecho a nada,
porque ha renunciado voluntariamente a cualquier tipo de credibilidad.
Víctimas
hábiles son que más mienten pero consiguen salir
airosas del polígrafo. Gracias a él, sus ajustes de
cuentas son muy comentados, y sus falsedades son pintadas con un
recubrimiento espectacular, capaz de invertir los valores y el
crédito de muchos.
Víctimas
estúpidas son aquellas que creen que pagando por unas
horas de mala formación van a aprender a manejar bien el
polígrafo y a vivir del mismo cuento que sus ídolos. En
muchos lugares de España se está desarrollando un
estructura comercial piramidal con tontos que creen que forman parte de
una élite escogida, y lo que hacen es pagar los viajes y
aplaudir a unos pocos listos para captar a muchos tontos para engordar
la cuenta y la fama de unos vividores.
Finalmente están los periodistas, abogados, jefes de personal,
vigilantes jurados, detectives y directores de seguridad que creen que
con el polígrafo pueden elegir a sus buenos y condenar a sus
malos, confirmando por una pequeña cantidad sus siempre bien
fundadas sospechas. A estos últimos les deseo la misma suerte
que a Torquemada desde el mismo momento en el que se les ocurra llamar
a un mercenario de la falsedad pagada, y también les deseo que
una denuncia por discriminación, acoso, calumnias e injurias les
ponga en su sitio mediante la sentencia judicial que merecen.
En estos momentos estamos elaborando una lista de víctimas de
cualquiera de los polígrafos
para lo que agradeceremos la precisa difusión de esta
página con mis datos de contacto.