Antecedentes
El 16 de septiembre de 2003 los medios de comunicación se hacen
eco
de las noticias "
La Audiencia de Barcelona rechaza que Camilo
José
Cela plagiara a Carmen Formoso" (EUROPA PRESS) y "
Planeta
demanda
a quienes acusan a Cela de plagiar una novela" (EL PERIODICO), por
lo
que parece, mediante una querella criminal por injurias en la que ahora
se
imputa a Carmen Formoso Lapido y a su hijo, Jesús Díaz
Formoso
(abogado).
Desde la convicción de que el imputado siempre merece mayor
crédito
y más atención que el acusador, yo localizo (no sin
ciertas
dificultades) el teléfono de Jesús Díaz Formoso y
mantengo
una primera conversación con él solicitándole los
dictámenes
periciales de los catedráticos Sergio Beser y Luis Izquierdo, y
cuanto
me pueda documentar sobre el conflicto. Jesús Díaz
Formoso
me envía por fax ambos dictámenes y por mensajero un
ejemplar
de la obra original "
CARMEN, CARMELA, CARMIÑA (FLUORESCENCIA)
", que agradezco, cuyo prólogo narra las incidencias judiciales
con
buena parte de la argumentación para evidenciar el presunto
plagio
de la obra "
LA CRUZ DE SAN ANDRÉS" firmada por el premio
Nobel
de Literatura Camilo José Cela que así obtuvo el premio
Planeta
en 1994.
Planteamiento(s) y fundamentación (meta)pericial
Antes de hacer un dictamen pericial, hay que clarificar al
máximo
su proposición. Hasta donde yo sé, nadie ha pedido
expresamente
una prueba pericial adecuada porque los documentos firmados por los
catedráticos
Sergio Beser y Luis Izquierdo (este último lo titula "Balance de
dos
novelas"), en mi modesta opinión,
NO ESTÁN
CORRECTAMENTE
PLANTEADOS EN TÉRMINOS PERICIALES, dicho sea sin
ningún
ánimo de ofender ni a los autores, ni a las partes
legítimamente
más interesadas.
El planteamiento que aquí y ahora se propone basándose en
una
estructura dialéctica diferencia ciertos "considerandos" o
hechos
incontrovertibles de preguntas precisas sobre la controversia. La
historia
y la trascendencia de este asunto bien merece un esfuerzo intelectual
para
plantear un método con pretensiones de validez más
general
que la estrictamente aplicable al caso, en un intento de proponer, y
hacer
más objetiva la prueba pericial de cualquier presunto plagio
literario.
Desde hace mucho tiempo, como perito en varias docenas de asuntos
judiciales,
he venido manifestando mi creciente preocupación por la calidad
de
los dictámenes desde su primera proposición como prueba,
porque
ciertamente son muy pocos los peritajes que he conocido correctamente
planteados,
y es más la experiencia negativa de lo que no se debe hacer con
un
experto en un juzgado, lo que me hace ver con mayor claridad
cómo
debería de plantearse un peritaje en este caso, nada menos que
sobre
la originalidad, o el presunto plagio, de una de las últimas
obras
de un Premio Nobel de literatura.
Pero además, todo lo publicado sobre el caso merece
también
una consideración, que ha de empezar por distinguir lo que se
refiere
a los textos directamente, de lo que se dice sobre lo que se dice y
más
aún de lo que se dice de lo que puede decirse de lo que
podría
haberse dicho, incluyendo en este último apartado toda la
historia
procesal de las acusaciones cruzadas y refutaciones entre autores,
peritos,
periodistas y editores.
En este sentido, hay que citar literalmente una manifestación de
Jesús
Díaz Formoso en la pág. XXXIX del prólogo:
En los delitos
contra
la Propiedad Intelectual, posee singular trascendencia la prueba
"pericial",
el informe de un técnico en literatura que ilustre al juzgador
en
la apreciación de los hechos enjuiciados, en cuanto su
comprensión
requiere una adecuada preparación y uno (sic) conocimientos
específicos
de las técnicas literarias, de los que, en general, carecen los
jueces.
Sin embargo, al tener presente el grave riesgo que
entrañaría
la elección de un perito que pudiere emitir su dictamen para ser
presentado
por la representación procesal de Carmen Formoso, riesgo
motivado
por la importancia de las presiones sobre cualquier persona dedicada a
la
Literatura, en cuanto escritor o aspirante a escritor, implicado de
cualquier
manera en el sector editorial, aún a titulo (sic) de mero
informador,
han de poder ejercer, tanto la editorial querellada y todo el entramado
empresarial
a ella ligado, que constituye en mayor grupo ediorial Europeo, como el
Premio
Nobel de Literatura querellado, se tomó la decisión de
renunciar
a este elemento probatorio.
Es posible que la representación procesal de Carmen Formoso
esté
en lo cierto, y está en su perfecto derecho de haber tomado esa
decisión,
como también lo está de cambiar de estrategia en
cualquier
momento y designar un perito capaz de resistir, e incluso de denunciar,
cualquier
presión que pueda hacerse sobre él, o sobre ella. Pero
parece
más probable que no se haya buscado lo suficiente a quien no
quiera
ni admita ser influido más que por la verdad, o por distintas
verdades
que puedan enriquecer la crítica literaria. Desde esta
perspectiva,
lo ocurrido no es, y no puede ser considerado completamente
catastrófico
para nadie, porque hasta la más desconsiderada víctima de
un
plagio experimenta cierta satisfacción cuando se descubre, y hay
cierta
compensación en la prueba que nadie mejor que la víctima
del
plagio puede realizar, aunque nunca lo haga de manera imparcial.
Lo cierto es que al no haber un dictamen pericial propuesto y aportado
por
Carmen Formoso, o por su abogado, resulta difícil someter las
pruebas
equilibradamente a la crítica metapericial, y antes
habría
que hacer un esfuerzo de interpretación bastante
asimétrico,
desequilibrado y tal vez desequilibrante, de los textos con las
acusaciones,
indicaciones y alegaciones con numerosas citas y "referencias
intertextuales".
Pero este mismo esfuerzo hace más fuerte la convicción de
que
el estudio de un presunto plagio, y de cualquier presunto plagio,
merece
la pena, y que forma parte de la cultura más elevada la
inteligente
comprensión de la historia y de las historias de los plagios,
sus
posibles clasificaciones, transformaciones, evoluciones, sublimaciones,
y
los medios de detección, prueba e incluso de medida de la
cantidad
y de la calidad de lo plagiado, lo transformado y sublimado, y lo
relativamente
original en cada caso. Dicho por pasiva, no puede saborearse plenamente
lo
original, si no se comprende lo transformado, y la
transformación.
En este caso, la reconstrucción de los hechos tiene como primer
objetivo
averiguar o "inferir" (verbo difícil y pretencioso por su
inducción
lógica que se opone al más habitual "deducir", del que se
distingue,
precisamente, por mayor su dificultad probatoria) por qué
manos
y sobre todo, por qué
ojos y por qué
mentes
pasó el manuscrito original de "
CARMEN, CARMELA,
CARMIÑA
(FLUORESCENCIA)", si entre ellas estuvo la de Camilo José
Cela,
las de sus más directos colaboradores, y cómo fue
considerado
y utilizado en la presunta inspiración de "
LA CRUZ DE SAN
ANDRÉS
", siendo críticos también hacia las acusaciones
cruzadas,
alegaciones o medios de prueba de ambas partes, y por último, si
fue
lícito o no todo ello, o con más precisión, nos
acaberemos
preguntando:
¿qué es lo que no ha sido
lícito
de todo ello?
El drama de la acusación, y de ésta en especial, es que,
cuando
no es incontrovertiblemente cierta, o incluso cuando no es
absolutamente
precisa, origina toda una reacción turbulenta de acusaciones
directas
e indirectas, subsidiarias, contrarias y subcontrarias como sin duda
reconocerán
las partes en conflicto, así como los observadores más
neutrales
del fenómeno. En este caso, no sólo los intereses, sino
también
los sentimientos, emociones, orgullos, agravios, heridas y pasiones de
todo
tipo enrarecen más aún cualquier análisis
literario
o pericial. Y sólo el rigor, y la pasión por el rigor,
puede
resistir tal enrarecimiento, empezando por la formulación de las
preguntas
más adecuadas al caso.
Posicionamiento, justificación y referencias
Antes de atreverse a juzgar, hay que juzgarse, y por lo tanto, antes de
atreverse
a peritar una obra ajena, se ha de probar que se ha sido
suficientemente
crítico con uno mismo. Yo debo de confesar que he plagiado mucho
más
de cuanto pueda considerarse como plagio en "
LA CRUZ DE SAN
ANDRÉS
" y también me he sentido plagiado, aunque nunca tanto como
pueda
haberse sentido plagiada la autora de "
CARMEN, CARMELA,
CARMIÑA
(FLUORESCENCIA)". Y así lo confieso, porque aunque mi
intención
suele ser citar respetuosamente a mis inspiradores, también
reconozco
que, en muchas ocasiones, también para mí, "
la
originalidad
no es más que el arte de ocultar las fuentes" (frase que
creía
que era una de las famosas "Máximas" de La Rochefoucauld, pero
no
he conseguido encontrarla entre ellas ahora mismo).
Esta confesión no sería completa si no reconociera que he
tenido
un trato personal con varios autores que tienen mucho, y muy bueno, que
decir
sobre cuanto aquí se plantea. No quiero comprometer a nadie que
no
me autorice expresamente, pero mis profesores de Ontología
Fundamental
(he tenido que hacer un difícil ejercicio publicado en
http://www.cita.es/filosofar/sofista y un examen comentando las
relaciones entre dos textos de distintos autores),
Lógica clásica y simbólica y sobre todo, el lujo y
la
satisfacción de haber asistido a magníficas clases de
Historia
de la Filosofía Antigua, en las que descubrí deslumbrado
(porque
me iluminaron muy bien) el concepto del estilema, me han permitido
plantear
un estudio sobre estilemas en informes y dictámenes periciales,
y
también la peritación de estilemas de cualquier tipo de
obra,
incluyendo, por ejemplo, cuantos puedan encontrarse en "
LA CRUZ DE
SAN
ANDRÉS" y también en "
CARMEN, CARMELA,
CARMIÑA
(FLUORESCENCIA)". Sobre el concepto y la utilidad de los estilemas
voy
escribiendo algunos borradores inéditos que pueden verse en
http://www.cita.es/estilema
El análisis intertextual es un desafío intelectual de
primer
orden. En mis estudios de filosofía he tratado de encontrar a
Sócrates
en Platón, a éste en Aristóteles, y a éste
en
Ortega. Me haría feliz que pudiera verse algo de ellos en
mí,
y que ese algo fuera útil en una buena prueba pericial. Pero no
la
voy a hacer en este caso, si nadie me la pide expresamente.
La pericia judicial, con originalidad o sin ella, es una
auténtica
vocación para mí, y ha sido más mi curiosidad por
leer
los informes periciales de los catedráticos Sergio Beser y Luis
Izquierdo
lo que inicialmente (aunque todavía me esté aquí
reservando
mi opinión) me ha implicado, al menos intelectualmente, en esta
controversia.
Pero además, la acusación contra el acusador, en este
caso
la autora y su hijo están acusados, también me interesa
desde
hace tiempo, porque sé bien que "
las querellas no
durarían
mucho si el error estuviese tan sólo de una parte"
(ésta
es, con toda seguridad, la máxima 496 de La Rochefoucauld).
Sobre
este punto recomiendo
http://www.cita.es/acusado
La peritación de peritaciones, o como vengo llamándola
"METAPERITACIÓN"
me ha permitido abordar el estudio de fenomenos muy complejos por medio
de
las opiniones, cuanto más controvertidas y opuestas mejor, de
todo
tipo de expertos, en la seguridad de que, si yo no soy capaz de
comprenderlos,
posiblemente tampoco vayan a ser útiles para el juez.
Desde
hace unos años colecciono informes y dictámenes y
últimamente
me concentro en un trabajo multidisciplinar cuya último borrador
puede
verse en
http://www.cita.es/metaperitar
Por último, mis críticas a la normativa pericial, y
especialmente
a la Ley de Enjuiciamiento Criminal, son ampliamente conocidas, y me
cuestan
grandes disgustos en Juzgados de Instrucción en los que resulta
imposible
cobrar un buen trabajo como perito nombrado de oficio, mientras que
siempre
es muy rentable ser descaradamente parcial. Puede comprenderse mi
preocupación
pericial leyendo la página
http://www.cita.es/criminalista
Agradeceré cuanto pueda corregir, mejorar y documentar todo lo
que
aquí se apunta, especialmente las proposiciones y las preguntas
periciales
más adecuadas para este caso, con mi mejor y más atento
saludo,
desde Madrid, a 20 de septiembre de 2003.
Nota
importante: Hemos profesionalizado el servicio de
peritación de plagios
como puede verse en http://www.cita.es/plagiado
Referencias de otros casos en http://www.cita.es/plagiadores
Fdo.: Miguel Á. Gallardo Ortiz, Ingeniero y Criminólogo,
(meta)Perito
Judicial
Domicilio: C/ Fernando Poo, 16 Piso 6º B, 28045 Madrid
Administrador Único de Cooperación Internacional en
Tecnologías
Avanzadas (C.I.T.A.) SL
Presidente de la Asociación para la Prevención y Estudio
de
Delitos, Abusos y Negligencias en Informática y Comunicaciones
Avanzadas
(APEDANICA),
http://www.cita.es/apedanica
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