Parece prudente empezar a comentar aquí a Platón
recordando cómo Aristóteles planteaba la reminiscencia
en sus obras ("Acerca de la Memoria" detalla los mecanismos de la
evocación por lo que está próximo o es contiguo, o por
su contraste y semajanza siendo estos dos últimos los más relacionados,
a mi juicio, con este texto de Platón) y mereciendo mayor atención
ontológica aún por las consideraciones aristotélicas
al todo, la(s) parte (s), lo perfecto o completo
, y lo mutilado en Metafísica (capítulo V) porque
cuando un objeto real carece de algo y no consigue ser tal como aquél,
sino que resulta inferior, podemos encontrarnos, "viendo lo que falta",
con un defecto o carencia original, o con una mutilación, pero también,
en muchas ocasiones bien reconocibles íntimamente, podemos encontrarnos
con "lo que sobra" y nos extraña, porque de la misma manera que Platón
nos propone evocar lo que falta desde nuestro concepto "ideal" de algo, podría
ser interesante contemplar, también por semejanza y contraste, lo
que sobra en muchas cosas. Por ejemplo, se me ocurre el conocido y muy publicitado
caso de un mal llamado yogur al que puede parecer le falta algo (precisamente
el elemento vivo del yogur) y, en mi opinión, lo que parece más
preciso es que le sobra un tratamiento industrial que, en rigor, le hace
perder la propia condición de yogur, o lo que hace que un yogur sea
precisamente eso, un yogur. No siempre está claro si algo falta, o
sobra, para ser lo que se pretende ser, o para que pueda ser debidamente
llamado como se pretende.
Desde esta primera perspectiva sobre lo que puede faltar o sobrar, (re)surgen
conceptos platónicos clásicos, e incluso otros puramente técnicos
e instrumentales (aunque también hay mucha filosofía en la
inteligencia artificial aplicada a la identificación sistemática
pese a defectos o excesos y el "control de calidad" o en la accidentología,
entre otras materias aparentemente alejadas de la Ontología), que
pueden conducirnos a "
metaconceptos " como el que se señala
en "
lo que falta en lo que falta ", como también podría
hacerse con "
lo que sobra en lo que sobra", al ser comparado con un
"
modelo ideal" (no es, o al menos pretende no ser aquí
una redundancia el término complejo "
modelo ideal",
sino una precisión, porque hay ciertos modelos, conceptos o cosas,
e incluso personas a las que se denomina modelos, que pueden tener muy poco
de ideales), haciendo que nos ocupe aquí mucho lo mismo que ha de
preocupar fuera de aquí. En cierta manera, mirándonos a nosotros
mismos, y lo que hacemos aquí y ahora, podemos reconocer que toda
formación se orienta a superar carencias, y el estudio de aquello
de lo que se carece es, no puede dejar de ser, uno de los objetivos permanentes
del ser humano. Estudiar es, en mi opinión, un íntimo acto
de reconocimiento de aquello de lo que se carece para ser algo más,
y que hay que empezar a buscar, precisamente, en el interior de uno mismo.
El defecto, o el exceso, precisamente en nosotros mismos, o en quien por
nosotros debe detectar defectos, o el "metadefecto", y excesos, o el "metaexceso"
puede dificultar el darse cuenta de "
lo que falta en lo que falta",
o lo que "
sobra en lo que sobra". Pongamos un ejemplo más:
si estamos tomando la decisión de comprar un coche de segunda mano
del que somos conscientes de que puede tener algunos defectos e incluso el
vendedor reconoce que le faltan algunas cosas (el sistema de aire acondicionado
necesita que se le recargue el circuito, o no tiene algún accesorio
embellecedor), pero lo que nos importa no es lo accesorio, sino que lo que
depende de nosotros, la lista de defectos, sea lo mejor, por lo útil
y completa (no es lo mismo aquí útil que completa, porque si
perdemos mucho tiempo en detalles inútiles, no podremos negociar bien
el precio y condiciones de pago, y podemos perder la oportunidad) que pueda
ser. Así, en este ejemplo, todo el que ha comprado un coche de segunda
mano recordará (en el mismísimo sentido que para el platonismo
tiene la palabra recordar cuando se dice que "
El conocimiento previo de
las ideas es necesario para que percibamos las cosas"). Quien nunca haya
comprado un coche de segunda mano tendrá que hacer un mayor esfuerzo
de imaginación que de memoria para comprender lo que quiero señalar
como "
aquello de lo que carece una lista de defectos" haciéndola
también defectuosa en sí. El pragmatismo y la responsabilidad
alerta sobre cualquier defectuosa lista de defectos. En el ejercicio de muchas
responsabilidades, al menos, debemos intentar encontrar los defectos más
importantes de la lista de defectos.
¿Cómo puede saberse si una lista de defectos es completa, o
carece de algo como listado de cuanto se carece? La técnica proporciona
métodos de inspección, pero el problema fundamental es, no
puede dejar de ser, metafísico.
- "lo que ahora yo veo pretende ser como algún
otro de los objetos reales..." atribuye intencionalidad a lo que "yo
veo", y sea lo que sea lo que "yo veo", es muy discutible que ni Platón,
ni Sócrates, ni yo mismo, podamos percibir las "pretensiones" de lo
que puede verse, sino sólo lo que podemos pretender ver. Lo que sí
que podemos suponer, no sin ciertas cautelas, es lo que pretende Platón
con esa expresión, tanto si se trata de una sutil forma de hablar (que
en Platón casi siempre tienen doble o triple fondo), como si pensamos,
por ejemplo, en una intencionada falsificación o simulación
con pretensión de apariencia que, efectivamente, pueda pretender, más
que ninguna otra cosa, parecer ser algo que no es, aunque se le asemeje,
o se pretenda que se asemeje.
- La palabra "antes" de la frase "haber logrado ver
antes aquello a lo que dice que se asemeja" parece referirse,
no sin cierta polémica filológica, a algo que está más
en nosotros que en el texto. Esa visión previa, o percepción
de "lo inferior", abre todo un mundo de posibilidades interpretativas
que condicionan la lectura y el comentario de este texto. Lo que es antes,
o lo que es primero, y más aún cuando está en el entendimiento,
condiciona priorizando la interpretación ontológica de la teoría
de las ideas de Platón.
Pueden proponerse diverses planteamientos filosóficos sobre el "carecer"
del que habla, y hace hablar, Platón. Desde el formalismo con pretensiones
de objetivación, el materialismo o el realismo de muy diversos discursos,
hay una progresión idealista e idealizada, porque al menos se reconoce
que lo que se lee aquí hace pensar en la idea de lo que Platón
señala, y el pensar sobre este pensar lleva a pensar en ideales y
en el idealismo. Desde este planteamiento, puede entenderse como inferior,
o incluso como malo, lo que carece de algo, y por la misma lógica,
puede hablarse de una metafísica del mal, o de la inferioridad, por
el estudio de las carencias de cada cosa, de manera que lo malo es carecer
de aquello que hace bueno, no inferior, o mejor aún, superior, sin
que ello suponga renunciar a la siempre polémica de lo que cada cosa
es, y lo que hace inferior o superior a cada cosa respecto a otra, o accidentalmente,
respecto a sí misma, antes o después.
Pero Platón no habla explícitamente en este fragmento de ideales,
ni de un modelo ideal, sino sólo de objetos reales que carecen de algo
para "pretender ser" como otros, y que por esa carencia pueden considerarse
inferiores. Hay que retener nuestro pensamiento para no ir más allá
de lo que se pueda pretender que se comente al respecto.
Lo que puede verse ahora, y lo que se ha visto antes, si ofrece alguna relación
de semejanza, puede producir una evocación o reminiscencia en el pensamiento.
Cuando eso se produce, el pensamiento puede obedecer (aunque más bien
parece que lo que manda es el pensamiento, siendo muy discutible la relación
de obediencia y mando en cualquier pensamiento) a una(s) cierta(s) lógica(s),
evidente(s), pero efectivamente, difícil de verbalizar a menos que
se recurra a ejemplos concretos. Veamos alguno.
Si a cualquier palabra le falta una letra, o a una frase le falta una palabra
(por supuesto, también podemos considerar el caso en el que sobre una
letra o una palabra), todavía podemos reconocer lo que se pretende
decir, por su contexto, detectando lo que falta y suponiendo lo que se pretendía
decir, es decir, corrigiendo el lector, o el corrector ortográfico,
la errata. Este proceso de evocación y reconocimiento se complica,
por ejemplo, en las traducciónes, existiendo una sofisticada "heurística
de la traducción" que comprende bien quien ha de corregir sus propias
traducciones, buscando una inalcanzable perfección metalinguística.
Los ordenadores y las comunicaciones digitales sistemáticamente utilizan
códigos de detección (como el de control de paridad) y otros
mucho más complejos (Hamming, BCH, Reed-Solomon, Goppa, etc.) para
la corrección automática de errores en la transmisión
de información. El realismo objetivo de estos sistemas binarios permite
estudiar, exactamente, lo que
carece de algo y no consigue ser tal como
aquél en entornos informáticos. Parece interesante recordar
aquí lo que se estudia sobre técnicas de detección y
corrección automática de errores en la teoría "matemática"
de la información y codificación digital, ahora desde una perspectiva
platónica, aunque éste tampoco sea un punto y momento para
extenderse más sobre ello. Baste decir, provisionalmente, que la detección
y corrección automática de errores en automática y en
inteligencia artificial puede y debe ser un campo de aplicación de
la ontología que aquí se estudia.
Con mayor nivel de abstracción podemos relacionar con el texto de
Platón al control de calidad cuyos fundamentos no pueden dejar de tener
una inspiración metafísica, y cuyas técnicas permiten
evidenciar lo que
pretende ser como algún otro de los objetos reales,
pero carece de algo y no consigue ser tal como aquél, sino que resulta
inferior. Puede teorizarse mucho sobre el control de calidad leyendo
y releyendo estas palabras. Algunas actividades industriales pueden tener
mucho más contenido metafísico, del que puede parecer a quien
no las conoce, y por supuesto, a quien no entiende mínimamente de
Ontología. El control de calidad, sin duda, es una de ellas. Otra cuestión
es qué puede hacer la Ontología por la calidad, especialmente
desde la perspectiva y la aspiración de la "teoría de la calidad
".
Un paso más allá, en el siempre difícil campo de las
pretensiones e intenciones, cabe hablar de fraude cuando se nos ofrece algo
que parece que es una cosa, pero a la que le falta algo, más o menos
esencial, para serlo efectivamente. El fraude no siempre es fácil de
diferenciar del error, o del natural deterioro accidental de las cosas. El
fraude está mucho más en el pensamiento del que defrauda, que
en las cosas con las que defrauda. Supongo que Platón no pretendía
llegar a una interpretación criminológica de lo que
pretende
ser como algún otro de los objetos reales pero sí que me
parece a mí que pueda, e incluso deba meditarse sobre esta idea platónica
al diseñar, y especialmente al proteger jurídicamente una marca,
porque en el mundo actual muchas veces nos encontramos con objetos idénticos
que sólo se diferencian en su marca, a veces muy bien imitada. Incluso
es posible que los objetos sean físicamente indiscernibles, incluso
para el propietario de la marca, y que sean necesarias técnicas muy
sofisticadas para diferenciar el falso del legítimo. Un caso que viene
a mi mente es el de los billetes falsos que se pusieron en circulación
en Argentina hace unos 10 años, y que como habían sido hechos
con las mismas máquinas y el mismo papel de los auténticos,
pese a tener duplicados sus números de serie, era imposible distinguirlos,
y tuvieron que ser reconocidos como de curso legal.
Finalmente, quiero apuntar la relación y la frontera existente, la
reconozcamos o no, entre la diferencia esencial, y la accidental, porque lo
que
carece de algo y no consigue ser tal como aquél, sino que resulta
inferior, puede ser en unos casos esencialmente diferente de aquél,
y en otros accidentalmente. Volviendo al capítulo V de la
Metafísica
de Aristóteles, en el que se definen muchos conceptos ontológicos,
lo falso, en cualquiera de sus sentidos, no es accidental. Insisto en este
punto porque me interesa la lógica y la prueba del fraude, por ejemplo,
en las marcas comerciales y en cualquier tipo de propiedad industrial o intelectual,
y creo que el texto de Platón está en el centro de la más
polémica interpretación actual de lo que es, y de lo que puede
parecer que sea algo de valor, en nuestra sociedad.
Entre las referencias de otros trabajos míos que pueden tener
relación con lo que plantea el texto de Platón puede verse EL
ENTE POR ACCIDENTE en Aristóteles para las prácticas de esta
asignatura en
http://www.cita.es/filosofar/accidente
Y como trabajos y propuestas técnicas en calidad e identificación
"Certificación aplicada a la calidad" en
http://www.cita.es/certifica
y "Una nueva teoría de marcas" en
http://www.cita.es/marca
Hay abierta una línea de investigación en heurística
forense, para buscar "lo que falta", como puede verse en las páginas
http://www.cita.es/buscar
y
http://www.cita.es/buscando
Miguel Ángel Gallardo, Tel.: 619776475, E-mail:
miguel@cita.es