Miguel Ángel Gallardo Ortiz  PERITO JUDICIAL PRIVADO 

Ingeniero de Minas (especialidad Energía y Combustibles) y Criminólogo

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Bomberos incendiarios y pirómanos en Galicia

(C) 2006 Miguel Ángel Gallardo Ortiz, reservados todos los derechos

 

La Ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, ha denunciado en unas declaraciones del martes 8.08.06, que un número indeterminado de incendios de Galicia se deben al despecho de retenes que este año no han sido contratados por no hablar gallego. Hay que entender estas declaraciones con cierta perspectiva histórica.

 

Hace más de 10 años, el entonces Ministro de Agricultura, Luis Atienza, denunció que los proyectos tecnológicos para la lucha contra los incendios parecían provocar ciertos fenómenos perversos que él percibía sospechando que las empresas que pretendían vender sofisticados sistemas trataban de hacer ver a la Administración la necesidad de lo que ofrecían mediante algunos incendios provocados con gran precisión.

 

Ni Cristina Narbona ahora, ni Luis Atienza entonces, aportaron una sola prueba, ni concretaron en una sola persona ninguna de sus graves acusaciones.

 

En Galicia, ahora mismo está investigando lo mejorcito de la Guardia Civil, en 109 unidades especializadas, y su director general Joan Mesquida también ha hecho unas declaraciones en las que no deja claro si los fuegos provocados son, o no son, explicables por mafias incendiarias, pero lo cierto es que hay varios expertos en la lucha contra el crimen organizado ya dedicados a probar estas conexiones, o a descartar que las haya. Videocámaras, satélites, escuchas telefónicas, seguimientos, registros e interrogatorios van a crear una auténtica paranoia colectiva en ciertos lugares de Galicia, porque la paranoia no se explica sólo por la personalidad del paranoico, sino que ciertos factores y efectos paranógenos pueden enloquecernos a todos, en algún momento.

 

Para empezar a analizar las causas de los incendios provocados, hay que distinguir con precisión entre incendiarios (interesados que actúan con premeditación buscando principalmente la impunidad con toda la eficacia posible) y pirómanos (enfermos mentales que actúan compulsivamente por padecer una psicopatología), pero la realidad mezcla elementos de estos dos perfiles extremos haciendo muy difícil la interpretación de indicios, y prácticamente imposible la obtención de pruebas concluyentes. La prueba de las pruebas es la confesión del presunto culpable, pero es algo que muy pocas veces se consigue, menos aún si se trata de incendiarios, que de pirómanos. El Dr. García Andrade describe como nadie el síndrome del bombero-pirómano, ese entusiasta de la lucha contra los incendios que llega siempre el primero al frente en llamas y que felicita efusivamente a todos los que participan en la lucha contra el fuego considerándose parte de una hermandad universal. Pero no se ha estudiado suficientemente al bombero-incendiario, que desde la experiencia asimilada con gran inteligencia, diseña operaciones con precisión y eficacia, sin dejar la más mínima prueba, y ningún indicio que no sea el siempre insuficiente quid prodest.

 

En estos momentos, todos los retenes que participaron en campañas de años anteriores pero que por no acreditar saber gallego suficientemente no han sido contratados este año se enfrentan a un proceso inquisitorial de hechos negativos. Por la acusación de Cristina Carbona, y por el planteamiento de Joan Mesquida, varios profesionales, además de haberse quedado sin trabajo, están empezando a sufrir la prueba diabólica, viéndose obligados a probar lo que no han hecho, donde no han estado, lo que no han dicho, y lo que no son. Como las brujas con Torquemada, los comunistas con McCarthy, o los homosexuales con Franco.

 

Los errores en las acusaciones de los políticos los pagamos todos los ciudadanos triplemente. Por una parte, los acusados erróneamente, tarde o temprano, exigirán una compensación. Además, los costes policiales y judiciales se disparan consumiendo hasta el agotamiento recursos materiales y humanos siempre escasos. Y mientras se acusa a los inocentes los culpables disfrutan de la impunidad, y actúan con mayor eficacia. Es innegable que también hubo algo de eso en la lucha contra el terrorismo de los últimos años, y más que nunca, entre los atentados del 11-M y las elecciones del 14-M de 2004, como no dejará de recordarnos, y con razón, Arnaldo Otegui.

 

Dolores Vázquez, a la que siempre que se escriba su nombre habrá que felicitar por su entereza, puede comprender mejor que nadie las consecuencias de un error en el Ministerio Público. Si los fiscales hubieran hecho bien su trabajo por el asesinato de Rocío Wanninkhoff, posiblemente Sonia Carabantes seguiría viva. No se trata sólo de encontrar un culpable, sino de parar lo antes posible al Tony King, bombero o no, que está quemando los bosques de Galicia.

 

Aquí tiene Vd. su prueba de fuego, señor Fiscal Especial para los Delitos Medioambientales. No se deje desorientar por los políticos, y esta vez, como dice Gil Grissom cada lunes en CSI, deje que las pruebas hablen por sí mismas.

 

Fdo.: Miguel Ángel Gallardo Ortiz  PERITO JUDICIAL PRIVADO 

Ingeniero de Minas (especialidad Energía y Combustibles) y Criminólogo

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Referencias pertinentes

http://www.cita.es/catastrofes

http://www.cita.es/escuchas

http://www.cita.es/escuchas/italianas

http://www.cita.es/escuchadores

http://www.cita.es/escuchados

http://www.cita.es/sitel

http://www.cita.es/fonogramas

y el peritaje completo en http://www.cita.es/fonogramas/peritaje.pdf

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