Como no puede, ni tampoco debe, ser nunca de otra manera, mis primeras palabras son, no quieren dejar de ser, de agradecimiento sincero, profundo y tenaz, para todos los organizadores, asistentes y patrocinadores de este importante evento. Muy especialmente quiero empezar por dejar constancia de mi "multidimensional deuda" con Josefina Blanco y Paulino Núñez. Pero también sé que mis amigos no necesitan más reconocimientos míos, y puedo asegurar a todos los asistentes que su principal interés reside en que yo les sea útil a todos Vdes., por lo que al estar ya dicho y escrito, no debo perder ni un minuto más de este valioso tiempo para tratar estos tres ambiciosos, actuales y desafiantes temas:
2.- Probática, dictámenes
y su valoración jurídica en el delito informático.
Peritación Tecnológica-Forense
en http://www.cita.es/ateneo/2.htm
3.- ("IN")SEGURIDAD en Redes
Públicas. Sistemas Operativos y Bases de Datos. Riesgos y costes
de los criptosistemas
en http://www.cita.es/ateneo/3.htm
Pero antes, quiero dedicar unos minutos a justificar el por qué de estos tres títulos, y a calcular su "máximo denominador común" y su "mínimo común múltiplo". Eso me obliga a una introsprección en mi actividad profesional, en mi formación académica, y a hacer público el agradecimiento eterno que debo a ciertos maestros que he tenido el privilegio de conocer. Alguno me honra, y mucho, con su amistad. Pero debo decir que no sólo agradezco a mis amigos lo que sé. En honor a La Verdad, debo decir que también he aprendido mucho, aunque no mejor, de quienes pueden considerarse enemigos míos (yo no tengo a nadie en esa consideración, al menos en este momento), tal vez por que les hayan contrariado mis acciones y dictámenes, pero la sabiduría admite, no puede ni debe dejar de admitir, el reconocimiento incluso de lo que no se aprecia.
No merecería ningún mérito el criminólogo que no tenga muy claro esto último, porque, nos guste o no, existen delincuentes mucho más informados, más inteligentes, y más sabios, que quienes tienen la obligación de perseguirles. Nos guste o no, la Historia demuestra que eso ha sido así, y, francamente, nada nos hace creer en que no vaya a seguir siendo así.
Esta dura afirmación me hace ser muy consciente de la diferente perspectiva que tienen la Criminología y el Derecho sobre el crimen y el delito. Llevaría todo un curso de doctorado su definición, su matización y su debate, pero dudo mucho que nunca se consiga un acuerdo perfecto entre abogados penalistas y criminólogos impenitentes. Por ello, precisamente por eso, creo que debo de pedir disculpas a todo el que pueda considerar inconvenientes mis palabras. Tal vez el inteligente desacuerdo sea mucho mejor, aquí y ahora, que el dócil, el torpe o el miope asentimiento. En mi opinión, no es éste ni el lugar ni el momento para pensar todos lo mismo de todo, sino para analizar lo más preocupante y encontrar soluciones pragmáticas en este río tecnológico en el que, como en el del filósofo, nadie puede bañarse dos veces.
Más contrastes aún podríamos encontrar en las diferencias legales, sociales y culturales que existen entre nuestros países, y entre las fases, o con más precisión, entre las "contrafases", de nuestros respectivos momentos. Mis gratas experiencias en países como Guatemala o Argentina no siempre han sido más comprensibles que las que he tenido en Finlandia o Grecia, e incluso las que he vivido también en medio del lujo asíatico en Tailandia, en la inmensa china China o en el sobrio y orgulloso Vietnam.
Quiero decir con ello, haciendo una rápida memoria de mis más impactantes viajes, que a veces nuestro idioma común precisa de auténticas traducciones de matices, y yo sé muy bien que uno de los mayores errores que puede comenter un español en Iberoamérica es obviar, dar por supuesto, o "ningunear" estas diferencias. Pido disculpas por anticipado por cuantas veces caiga en este error, uno de los que ahora más temo de mi subconsciente, heredero de quienes no se atrevieron a venir antes.
Aunque estoy encantado de estar aquí, nadie me ha hecho ninguna indicación sobre lo que debía de escribir o no, y me siento muy cómodo en todos los sentidos, al menos conscientemente no quiero perder jamás el respeto por las autoridades de este país, ni por la idiosincrasia de todos y cada uno de sus ciudadanos. Ni quiero, ni tengo derecho a ello, por lo que no dudaré en retractarme o en pedir disculpas por cuanto mis anfitriones consideren que he hecho o dicho mal, en asuntos tan sensibles como los que ya nos disponemos a tratar. Y cuando me equivoque y rectifique, más allá del formalismo, aseguro que lo haré con el debido respeto, y muy sinceramente.
Por último, pero no menos importante, deseo dar a sus preguntas, a todas y cada una de sus preguntas, el máximo tiempo posible, y por supuesto, la mayor calidad de atención que sea capaz de ofrecerles en las presentes circunstancias. Para ello, permítanme rogar el inconveniente de una nota, mejor en una tarjeta, y si es posible en el futuro, con un correo electrónico, porque no me siento capaz de responder a todo inmediatamente, pero sí que les aseguro que para mí sus preguntas son muy valiosas, y en cualquier caso, a mí siempre me parecerán mucho más oportunas que mis respuestas. Por favor, no duden en anotar con letra legible sus dudas y consultas, y hacérmelas llegar lo antes posible para ayudarme así a administrar tanto el tiempo, como los contenidos y las referencias que deba de consultar para Vdes.
Es un honor quedar a su disposición tanto mi para pequeña empresa en www.cita.es como para mí en el correo electrónico miguel@cita.es pero antes, desde ahora mismo, un papel y una tarjeta, son ya muy bienvenidas.
Pasemos ya al primero de nuestros ambiciosos temas:
1.- La Delincuencia Informática Hoy. Tecnopatologías y Criminología, en www.cita.es/ateneo/1.htm